jueves, septiembre 19, 2024

Café


En la penumbra suave del amanecer,  
me despierto, el mundo aún en silencio,  
buscando tu sombra en la cama,  
donde los sueños solían danzar.
Las sábanas frescas susurran tu nombre,  
el eco de risas se pierde en el aire,  
mi corazón palpita con la esperanza,  
de hallarte a mi lado, en este instante.

Pero la cama está vacía,  
y el sol apenas asoma su rostro,  
un suspiro se escapa,  
un vacío que pesa en el pecho.

De pronto, escucho el murmullo sutil,  
el aroma del café que me envuelve,  
y allí apareces, radiante y serena,  
con una taza que lleva tu esencia.

Tu risa ilumina el nuevo día,  
como un rayo de sol que todo lo abraza,  
y en ese momento, el mundo se aquieta,  
todo cobra sentido en tu mirada.

Brindemos por los pequeños detalles,  
por los amaneceres compartidos,  
pues en cada sorbo hay un poema,  
y en cada encuentro, un nuevo latido.

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