Un jardín de recuerdos, amor y dolor.
Copos de nieve, sobre mi existir
testigos de un tiempo que fue,
En cada hebra, una historia se ve.
Con risas tejidas y sueños bordados.
Las lágrimas, perlas que el alma guardó,
En silencios profundos, el ser se templó.
El presente, un regalo que hay que abrazar,
Con gratitud sincera, sin mirar atrás.
Sentir el latido, la sangre vibrante,
En cada instante, un tesoro constante.
El futuro, una senda aún por trazar,
Con pasos firmes, sin miedo a errar.
La experiencia, faro que guía el camino,
Con esperanza y fe, hacia un destino divino.
Que el alma refleje sabiduría y paz,
Y el corazón, la alegría que nunca se va.
Porque la vida es un ciclo eterno y bello,
Un constante renacer, un dulce destello.
Entre el ayer, el presente y el futuro
seguiré deletreando la inusual
pesadilla que nubla la existencia
y el decoro lo convierte, en una mentira
que súbitamente bloqueo el entendimiento
y arraso con las bondades de un sentir
luz bendita ilumina tu norte
y que mañana el horizonte sigua cubierto de nieve.