naufraga en mares de olvido,
mas lucho por encontrar tus recuerdos
como quien busca estrellas en pozos profundos.
germinan en lo más hondo de mi corazón—
jardín secreto donde nunca huyen las flores,
donde la memoria yace enterrada
como tesoro que espera ser desenterrado.
Tus recuerdos son pájaros rebeldes
que rehúsan desvanecerse,
aleteando en ese trance intrínseco
donde el alma guarda lo imperecedero.
Apareces intacta, altiva,
escultura de eternidad en mi pecho,
escribiendo con dedos de fuego
nuevos capítulos en las páginas de tu alma—
tinta que nunca se seca,
historia que jamás termina de contarse.
La luna, espejo cómplice de tu sonrisa,
trasluce tu alegría al cosmos entero.
El universo se contagia de tus risas
como si cada estrella aprendiera
a brillar con tu música.
El insomnio, amante celoso,
arropa mis sábanas como enredadera,
transformando cada noche en catedral
donde oficio vivencias tácitas,
silencios que gritan tu nombre,
belleza total que me desvela
y me vela al mismo tiempo.
Porque perdí la memoria, sí,
pero tu esencia vive en cada latido—
río subterráneo que nunca se agota,
fuego que arde bajo la ceniza del olvido.
Eres la única memoria que permanece
cuando todo lo demás se desvanece.

