Memoria del corazón


Ayer perdí la memoria,  
naufraga en mares de olvido,  
mas lucho por encontrar tus recuerdos  
como quien busca estrellas en pozos profundos.

Los encuentros, semillas de luz,  
germinan en lo más hondo de mi corazón—  
jardín secreto donde nunca huyen las flores,  
donde la memoria yace enterrada  
como tesoro que espera ser desenterrado.

Tus recuerdos son pájaros rebeldes  
que rehúsan desvanecerse,  
aleteando en ese trance intrínseco  
donde el alma guarda lo imperecedero.

Apareces intacta, altiva,  
escultura de eternidad en mi pecho,  
escribiendo con dedos de fuego  
nuevos capítulos en las páginas de tu alma—  
tinta que nunca se seca,  
historia que jamás termina de contarse.

La luna, espejo cómplice de tu sonrisa,  
trasluce tu alegría al cosmos entero.  
El universo se contagia de tus risas  
como si cada estrella aprendiera  
a brillar con tu música.

El insomnio, amante celoso,  
arropa mis sábanas como enredadera,  
transformando cada noche en catedral  
donde oficio vivencias tácitas,  
silencios que gritan tu nombre,  
belleza total que me desvela  
y me vela al mismo tiempo.

Porque perdí la memoria, sí,  
pero tu esencia vive en cada latido—  
río subterráneo que nunca se agota,  
fuego que arde bajo la ceniza del olvido.

Eres la única memoria que permanece  
cuando todo lo demás se desvanece.

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Ricardo Abud (Chamosaurio)

Estudios de Pre, Post-Grado. URSS. M.Sc.Ing. Agrónomo, Universidad Patricio Lumumba, Moscú. Estudios en, Union County College, NJ, USA. Email: chamosaurio@gmail.com

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