en la luz de una mirada que abraza,
la bondad se viste de alma humilde,
un eco suave que el dolor desplaza.
el pan que se comparte en la miseria,
la palabra que cura al consolar,
una flor que florece en la intemperie.
No pide aplausos, ni busca renombre,
solo el susurro de un corazón que sana,
es la herencia que deja un buen hombre,
la caricia sutil de una mañana.
Es un rÃo que corre en la sequÃa,
un faro en la noche, sin temor,
la certeza de que aún existe un dÃa
donde el mundo se viste de amor.
Asà la bondad, discreta y sincera,
teje hilos dorados, de paz y de calma,
es la más noble y pura de las banderas,
el hogar eterno de nuestra alma.

