las rosas que se marchitaron
guardan espinas de palabras
que perforaron la quietud.
de un capítulo que se repite,
donde las sombras proyectadas
toman forma de gritos.
Los pensamientos son mariposas
cuando aplicas veneno al aire,
y cada vuelo se convierte
en una sospecha que paira.
Escribí poemas sobre la lluvia
y tú los leíste como cartas,
sembraste tormentas en mi casa
con gotas de tus miradas.
Los muros ahora tienen ojos
que vigilan cada suspiro,
y los espejos multiplican
fantasmas de lo que fue.
Pero ya no sirvo de escudo
para tu reflejo quebrado,
mi corazón es un puerto
donde no anclas más barcos.
Las amenazas son semillas
que plantaste en tierra seca,
lo que ellas cosechan siempre
es el olvido que se crea.

