"Bocón, showsero", Su corazón habla,
mientras la voz se encoge
y se esconde en el rincón del silencio.
¿Quién juzga las historias que merecen ser contadas?
Aquellas personas que un día fueron amor
ahora convierten las palabras en delito,
el entusiasmo en vergüenza,
la expresión en motivo de burla.
Escupen bocón, como si hablar fuera crimen,
como si la voz les robara el aire,
cuando eran quienes llenaban el ambiente
de ruido sin verdad.
Showsero, decían,
como si cantar bajo el agua
fuera peor que gritar sin razón.
Vida, que hallaba en el eco un consuelo,
mientras ustedes solo hallaban ocasión
para hundir con sus juicios, veloz.
No era el tono, era el veneno;
no era el nombre, era la intención.
El desprecio tenía ritmo,
pero nunca tuvo corazón.
"Bocón, showsero" resuena en el aire
como sentencia de un tribunal invisible
donde las frases son siempre culpables,
donde la voz es siempre demasiado.
Pero estas palabras que ahora nacen
son alas que se despliegan más allá del juicio,
son semillas que florecen lejos de la sombra
de quien quiso hacer de la voz un susurro.
Ya no hay encogimiento ante el eco de "bocón, showsero".
La voz es río, es trueno, es canción.
Y aunque ya no compartan camino,
las palabras seguirán fluyendo libres como el viento.
Su boca escupe odio, las palabras cortan como hielo,
"bocón, showsero", dicen rápido, como si fuera su único salvoconducto.
Se creen dueños del reproche, jueces de voz, de noche,
pero cada insulto que sueltan, se les vuelve, se les envuelve.
No hay eco de su saña, ni fantasma de su odio,
su risa punzante, falsa, se la lleva el viento en ráfaga.
Sigo en pie, aunque les joda, mi voz no es su derrota,
y ese "bocón" que tanto odian, será el canto que los ahoga.
Ahora sus ecos ya no me alcanzan.
Que hablen los muros si quieren,
yo sigo cantando a la vida sin rencores
y hablando en voz alta,
libre de sus opiniones.
Que hablen los muros si quieren,
yo sigo cantando a la vida sin rencores
y hablando en voz alta,
libre de sus opiniones.
P.D Lo que dices TU BOCA es el reflejo de tu corazón, es una verdad universal: nuestras palabras son el espejo de nuestra alma. Aquello que decimos revela nuestros verdaderos pensamientos, sentimientos y valores más profundos. En la tradición bíblica, esta sabiduría resuena en la frase "de la abundancia del corazón habla la boca", subrayando que nuestra voz es el eco fiel de lo que guardamos en nuestro interior.
Lucas 6:45-49 RVR1960. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.
Nota:Hace unos meses hablaba con un amigo, estaba muy mal, después de las elecciones, le dieron más palos que a una piñata, hasta sus hijos arremetieron en contra de él.
En una de nuestras conversaciones le mencioné quién era él, lo había olvidado, fue algo mágico, empezó a curtir su mente y poco a poco, fue tomando impulso hasta que llegó a la cima del pozo donde lo habían hundido. Recuperó su risa y quiso retomar el camino y lo anime a ir por algo más grande de lo que me planteo, solo le hice ver, que quien no participará en el proceso no podía ser cohabitante del resultado, bajo esa premisa salió a conquistar un nuevo espacio, las críticas ya no dañan, y le hice entender que no todo el que quiere puede ofender y ser grosero, sino el que puede.
Ser tolerante tiene límites, esos límites al desbordarse pueden generar muchos problemas, se que no soy ni bocón no showsero, hoy me rio de esas ofensas, se quien soy, lo que valgo más allá de los momentos en que hemos caído, cuesta levantarse, si , pero no es imposible, solo es tener conciencia de quien he sido, quien soy y que puedo dar.
Los gritos, la prepotencia o querer aprovecharse de situaciones para humillar no es bueno ni lo recomendable, ni hacerse el o la bravucona, la vida da vueltas y es cíclica, solo hay que saber en qué ciclo estamos y hacia cual vamos.
Aclaratoria que hago para aquellos que no me conocen, no es para los que tuvieron la oportunidad de conocerme y prefirieron no hacerlo.
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