martes, mayo 13, 2025

Ricardo Abud eres Bocón y Showsero. (Nota para un Amigo y la Aclaratoria)


Sus palabras caen como piedras afiladas:
"Bocón, showsero", Su corazón habla,
mientras la voz se encoge
y se esconde en el rincón del silencio.

¿Quién decide cuánto puede hablar un corazón?
¿Quién juzga las historias que merecen ser contadas?

Aquellas personas que un día fueron amor
ahora convierten las palabras en delito,
el entusiasmo en vergüenza,
la expresión en motivo de burla.

Escupen bocón, como si hablar fuera crimen,
como si la voz les robara el aire,
cuando eran quienes llenaban el ambiente
de ruido sin verdad.

Showsero, decían,
como si cantar bajo el agua
fuera peor que gritar sin razón.
Vida, que hallaba en el eco un consuelo,
mientras ustedes solo hallaban ocasión
para hundir con sus juicios, veloz.

No era el tono, era el veneno;
no era el nombre, era la intención.
El desprecio tenía ritmo,
pero nunca tuvo corazón.

"Bocón, showsero" resuena en el aire
como sentencia de un tribunal invisible
donde las frases son siempre culpables,
donde la voz es siempre demasiado.

Pero estas palabras que ahora nacen
son alas que se despliegan más allá del juicio,
son semillas que florecen lejos de la sombra
de quien quiso hacer de la voz un susurro.

Ya no hay encogimiento ante el eco de "bocón, showsero".
La voz es río, es trueno, es canción.
Y aunque ya no compartan camino,
las palabras seguirán fluyendo libres como el viento.

Su boca escupe odio, las palabras cortan como hielo,  
"bocón, showsero", dicen rápido, como si fuera su único salvoconducto.  
Se creen dueños del reproche, jueces de voz, de noche,  
pero cada insulto que sueltan, se les vuelve, se les envuelve.  

No hay eco de su saña, ni fantasma de su odio,  
su risa punzante, falsa, se la lleva el viento en ráfaga.  
Sigo en pie, aunque les joda, mi voz no es su derrota,  
y ese "bocón" que tanto odian, será el canto que los ahoga.  

Ahora sus ecos ya no me alcanzan.
Que hablen los muros si quieren,
yo sigo cantando a la vida sin rencores
y hablando en voz alta,
libre de sus opiniones.


P.D Lo que dices TU BOCA es el reflejo de tu corazón,  es una verdad universal: nuestras palabras son el espejo de nuestra alma. Aquello que decimos revela nuestros verdaderos pensamientos, sentimientos y valores más profundos. En la tradición bíblica, esta sabiduría resuena en la frase "de la abundancia del corazón habla la boca", subrayando que nuestra voz es el eco fiel de lo que guardamos en nuestro interior. 

Lucas 6:45-49 RVR1960. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.

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