mil rostros y ecos, un anhelo, un lamento.
Miré en otras almas reflejos de un sol,
creyendo que fuera allí mi farol.
y un brillo tan puro ilumina mi centro.
No hay búsqueda vana, no hay más extravío,
el amor que soñaba es por fin... ¡el mío!
En cada latido, en cada respiro,
se alza una verdad que antes no viro.
Soy yo la respuesta, el camino, el final,
el idilio perfecto, mi paz elemental.
Así que levanto mi voz, sin temor ni medida,
he hallado mi anhelo, el amor de mi vida:
¡Soy yo, por completo, mi más grande pasión!
En este universo, mi propia canción.
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