Cierro esta puerta que por años nos dividía.
Una vez más te abrazo con palabras gastadas,
El reloj marca el fin de nuestras jornadas.
Solo dos corazones que comparten el viento.
Dos hombres que aprendieron a caminar solos,
Despidiéndose bajo cielos que ya no son como los de antaño.
No busco borrar las cicatrices del ayer,
Ni pretendo que olvides lo que pudo ser.
Conozco tus tormentas, tú conoces mis heridas,
Y aún así aquí estamos, con almas compartidas.
Mientras el sueño te abraza con manos suaves,
Yo velaré tus descansos, tus momentos graves.
Ahora me toca a mí ser el guardián nocturno,
El que espanta las sombras de tu mundo taciturno.
Cierra los ojos, viejo guerrero cansado,
Deja que ahora sea yo quien cuide tu costado.
No temas a la oscuridad que se aproxima,
Soy yo quien ahora protege y lastima.
Los roles han cambiado en esta danza eterna,
Tu fortaleza descansa, mi vigilia es tierna.
Y en este intercambio de fuerzas y desvelos,
Nos despedimos como hombres bajo los mismos cielos.
Con cariño a papá