comprometemos convicciones, vendemos la presencia.
Tu mirada, un refugio; mi voz, un susurro,
prostituimos la verdad, en este oscuro murmullo.
El miedo se asienta, como sombra en la piel,
y el eco de nuestras risas es un lamento cruel.
Nos disfrazamos de amores, de promesas vacías,
aferrados a mentiras, construimos nuestras
frías mañanas.
Las ironías brillan, como estrellas en la noche,
pero en lugar de guiarnos, nos atrapan en derroche.
Nos hacemos asiduos a un juego sin final,
donde el amor se disfraza de un pacto desigual.
Tu abrazo, un espejismo; mi beso, un desvelo,
en este laberinto, perdimos el anhelo.
Las palabras se diluyen, como arena entre los dedos,
y en el silencio grita el peso de los secretos.
Desnudemos la verdad, aunque duela a la vista,
reconozcamos el miedo, que la luz nunca se apista.
Que en la fragilidad, la fuerza se revela,
y en el amor sincero, la mentira se desvela.
Así, entre espejos rotos, siembra la claridad,
y aunque el camino sea áspero, busquemos la verdad.
Que el miedo no nos cose, que el amor nos despierte,
y en esta relación, sea la verdad nuestra suerte.
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