aunque el tiempo siga su marcha implacable,
tus enseñanzas y tu amor en mi corazón,
siempre estarán presentes, indelebles e inagotables.
No me canso de recordarte, de evocar tu imagen,
de sentir tu presencia en cada momento,
porque tu luz sigue alumbrando mi camino,
y tus palabras siguen guiando mi pensamiento.
Cada vez que necesito una mano amiga,
o un abrazo que me brinde consuelo,
siento tu amor maternal que me cobija,
y me hace sentir seguro y protegido en tu regazo.
Tu ejemplo de lucha y sacrificio,
tu dedicación y tu entrega incondicional,
son un legado que llevo en mi alma,
y que me inspiran a seguir adelante sin temor.
Madre amada, aunque ya no estés aquí,
tu amor sigue vivo y latente en mi ser,
y cada vez que te recuerdo, siento paz y felicidad,
porque sé que siempre estarás junto a mí.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario