donde la historia y el romance se entrelazan,
allí, mi amada Moscú, en ti el amor crece,
como una melodía eterna que no se desvanece.
En tus calles empedradas camino sin cesar,
bajo el manto de nieve que cubre tu ser,
y el frío abrazo del viento no hace más que avivar,
este amor que por ti siento y que no puedo contener.
Moskvá, Moskvá, eres mi musa y mi inspiración,
con tus cúpulas doradas y tu herencia ancestral,
en cada rincón, en cada río y estación,
tu belleza cautiva, tu esencia es celestial.
En el Kremlin, testigo de pasiones secretas,
donde los amantes se encuentran en la penumbra,
nuestros corazones laten al ritmo de suspletas,
y el amor que nos une se vuelve nuestra cumbre.
Moskvá, mi amada, eres el brillo en mis ojos,
la razón de mi sonrisa y mi eterna devoción,
en cada mirada robada, en cada abrazo apretado,
siento que el universo conspira en nuestra unión.
En las noches estrelladas, tomas mi alma,
bajo la sombra de la Plaza Roja y sus luces,
y el río Moscova nos susurra un dulce piano,
mientras nuestros corazones se vuelven complices.
Moskvá, Moskvá, en ti encuentro mi hogar,
entre tus calles llenas de historia y tradición,
nuestro amor florece como un eterno cantar,
y en cada latido, vive nuestra eterna canción.
Así que en cada verso y en cada melodía,
cantaré al mundo nuestro amor sin cesar,
y en cada pensamiento, en cada fantasía,
te llevaré conmigo, Moscú, mi amada sin igual.
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