En el universo de los encuentros, dos almas se entrelazan como ríos antiguos,
Convergiendo en un punto donde los horizontes se funden y los silencios hablan,
Donde cada latido es un susurro de eternidad y cada mirada un poema sin palabras.
Somos dos universos que se descubren, dos mundos que aprenden a respirar juntos,
Tejiendo una geografía de complicidades, de silencios compartidos y palabras íntimas.
Que atraviesa los días grises, que sostiene las manos cuando tiemblan los sueños,
Que perdona las imperfecciones como paisajes necesarios, como cicatrices que nos nombran.
Somos un abrazo continuo, un diálogo de pieles y memorias, de secretos compartidos
Que se multiplican en cada caricia, en cada noche de vulnerabilidad y ternura.
Nuestro amor es un territorio sin fronteras, donde los miedos se transforman en puentes,
Donde la distancia no es ausencia, sino el espacio donde la añoranza nos recrea,
Donde cada separación es un paréntesis que nos devuelve más completos, más juntos.
Somos un poema que se escribe cada día, con la tinta de los gestos pequeños,
Con la sintaxis de las miradas cómplices y los silencios que lo dicen todo.
Y así seguimos, entrelazados como raíces de un mismo árbol,
Resistiendo tormentas, celebrando calmas, inventándonos a cada instante,
Sabiendo que nuestro amor no es un destino, sino un camino infinito
Donde cada paso es un verso, cada abrazo una estrofa de lo posible.
Donde cada paso es un verso, cada abrazo una estrofa de lo posible.
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